Por Raúl Menchaca
CAYOS DEL NORTE DE VILLA CLARA, Cuba, 5 jun (Xinhua) -- La carretera zigzaguea sobre el mar como una gran serpiente de asfalto a la que no le importan ni el agua ni el oleaje ni el rutilante sol.
Son 48 kilómetros de una vía que tiene más de 40 puentes, pero lo extraordinario es que esa carretera, la mayor de su tipo en el mundo, es un pedraplén que se construyó en una década para unir con la isla grande a la cayería del norte de Villa Clara, en el centro-norte de Cuba y a unos 400 kilómetros de La Habana.
Esa vía, que se construyó lanzando gruesas piedras sobre el mar, permite el fácil acceso a los cayos Las Brujas, Ensenachos y Santa María, unidos ahora al poblado costero de Caibarién y, sobre todo, convertidos en un polo turístico en permanente crecimiento.
La construcción de varias carreteras similares, una idea del fallecido líder cubano Fidel Castro, abrió pasó a la política gubernamental de desarrollar un turismo "amigable" con el medioambiente.
El pedraplén que conduce a los paradisíacos cayos del norte de Villa Clara es la ejecución arquitectónica más relevante y conocida, luego de que recibió en el año 2000 el Premio Internacional Puente de Alcántara, a la mejor obra civil de Iberoamérica.
La defensa del medioambiente fue una prioridad en el proyecto vial para evitar el daño al llamado Bajo de Guaní, un lugar de habitual concentración de flamencos, donde ahora los visitantes pueden observar a esas aves en plena libertad.
Además de proteger a los principales grupos de manglares, que son refugio de alevines (crías recién nacidas de peces) y hábitat de numerosas especies, en los entronques con tierra firme se construyeron puentes que son pasos ecológicos para garantizar la limpieza del litoral.
En los tres cayos, donde hoy se asienta más de una veintena de hoteles y se siguen construyendo más, también hay una voluntad expresa de cuidado de la naturaleza como evidencia el hecho de haberle otorgado al Hotel Iberostar Ensenacho el Reconocimiento Ambiental Nacional.
El reconocimiento, que tiene que ser validado cada cinco años, fue entregado por los ministros de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Elba Rosa Pérez, y de Turismo (Mintur), Manuel Marrero, quienes coincidieron al destacar el trabajo de esa instalación en el cuidado de la playa y el tratamiento de los residuales.
"Para nosotros, el turismo es una prioridad y vamos a seguirlo desarrollando, pero sin dañar al medioambiente", aseguró a Xinhua la titular del Citma, quien, además, destacó la colaboración con el sector turístico para el control de las normas ambientales establecidas.
"Cuando comienza una inversión, sea en los cayos o en otros sitios, tiene que tener una licencia ambiental además de una licencia tecnológica, por eso trabajamos de manera muy estrecha con varios ministerios e instituciones implicadas en cada obra", enfatizó Pérez.
La ministra cubana también indicó que la meta es otorgar a todas las instalaciones del turismo en Cuba el Reconocimiento Ambiental Nacional a partir del trabajo de cada instalación en defensa de la naturaleza.
Pero esa voluntad ecológica ha ido mucho más lejos de los reconocimientos o los discursos, pues en los últimos seis años el Ministerio del Turismo se enfrascó en la eliminación y demolición de inmuebles que dañaban las dunas de las principales playas de la isla.
"Han sido erradicadas 332 instalaciones incompatibles, como ranchones, casas de alojamiento, restaurantes, centros de buceo e incluso hoteles, como el Internacional de Varadero, el Herradura y los hoteles Caribe", explicó Marrero.
Ahora el Mintur se adentra en el trabajo conjunto con el Citma para continuar dando respuesta a la llamada "Tarea Vida", en el plan de recuperación y vertimiento de arena en las playas de uso turístico, además del mantenimiento y ambientación paisajística de las costas.
Ambos ministerios también trabajan en la reforestación de la vegetación autóctona y la protección costera como medida de adaptación a los efectos del cambio climático.
La "Tarea Vida" es un plan gubernamental para hacer frente al cambio climático, bajo la dirección del Citma y sustentado sobre una base científica multidisciplinaria, que da prioridad a 73 de los 168 municipios cubanos, 63 de ellos ubicados en zonas costeras y otros 10 en el interior de la isla.
Todos esos esfuerzos conjuntos, en un archipiélago que siente la amenaza del cambio climático pero al mismo tiempo tiene la necesidad de hallar un camino para el desarrollo económico, confluyen en la comprobada voluntad cubana de avanzar hacia un turismo sostenible, que sea "amigable" con el medioambiente.