BEIJING, 26 may (Xinhua) -- Ni actor responsable, ni ancla de la estabilidad ni defensor del orden global; al ignorar todas las expectativas depositadas en una superpotencia económica, Estados Unidos, con su política comercial exclusivista, se está convirtiendo en un gran riesgo para la economía global.
Desde que el gobierno estadounidense se comprometió a "hacer a Estados Unidos grande otra vez", su agenda comercial es cada vez más beligerante, con alzas de aranceles y desafíos a los actuales sistemas comerciales globales.
Con amenazas de aumentos arancelarios sobre el acero de Canadá y México o sobre los automóviles de Europa, Estados Unidos está provocando disputas comerciales en todas partes.
Como se ha demostrado repetidamente, sea en términos de lógica económica o de resultados de las políticas, iniciar guerras comerciales no sirve en absoluto para el objetivo declarado de reducir el déficit comercial de Estados Unidos.
Por el contrario, las empresas y familias de Estados Unidos están preocupadas por el aumento de los precios de los bienes de producción y consumo. Además, los empleos de las industrias de uso intensivo de mano de obra no han regresado a EEUU como las autoridades deseaban.
La Reserva Federal de Nueva York estima que la última ronda de aumentos de aranceles sobre los productos chinos costará a una familia típica estadounidense 831 dólares al año.
La prosperidad de la economía mundial en las últimas décadas se ha basado en el libre flujo del comercio y la inversión. La interrupción del flujo del comercio entre las dos economías más grandes del mundo pondrá el crecimiento mundial en riesgo.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos se niega a reconocerlo. En mayo, Estados Unidos intensificó unilateralmente las tensiones comerciales con China, sacudiendo los mercados bursátiles de todo el mundo y obligando a los países que participan en la cadena global de oferta a evaluar los impactos negativos en el crecimiento económico.
Es de sentido común que las fricciones comerciales entre Estados Unidos y China, cuyas contribuciones combinadas representaron más de la mitad del crecimiento económico mundial en 2018, se amplifiquen a través de unas cadenas de oferta tensionadas y que, finalmente, la economía global asuma el costo.
En las últimas décadas, China, con mano de obra barata y un mercado enorme, se ha convertido gradualmente en el centro global de la fabricación. El país es ahora el mayor socio comercial de más de 120 países y regiones.
El comercio entre China y Estados Unidos alcanzó los 633.500 millones de dólares en 2018.
Toda modificación unilateral de las políticas comerciales tendrá un impacto a lo largo de la interrelacionada cadena de oferta y generará daños colaterales impredecibles.
Más de un tercio de las 585 empresas que realizan negocios en China se vieron afectadas negativamente por los aumentos de aranceles que inició Estados Unidos, indica una encuesta realizada por la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China.
Un informe de Naciones Unidas que se publicó el miércoles redujo la perspectiva de crecimiento global para 2019 y 2020 al 2,7 por ciento y 2,9 por ciento, respectivamente, a raíz de las disputas comerciales, que son una de las principales preocupaciones.
Las políticas cada vez más egocéntricas y miopes de Estados Unidos están poniendo en peligro su futuro y las perspectivas económicas del mundo, lo que está llevando al mundo a una "guerra fría económica" que nadie ganará.
Aunque la economía mundial pueda resistir las fricciones comerciales, las incertidumbres causadas por las tensiones serán duraderas.
Estados Unidos es la mayor economía del mundo; debería actuar como tal.