La compañía costarricense Data Center Consultores (DCC) anunció hoy que dedicará uno de los paneles de su cumbre tecnológica anual para analizar la posibilidad de que Costa Rica incremente su crecimiento económico a través de la captación de inversiones en centros de alta tecnología.
La organización reunirá a representantes del sector público y privado costarricenses para debatir sobre la forma en que podrían utilizarse la conectividad y la matriz energética mayoritariamente limpia de Costa Rica para promover la inversión extranjera.
El conversatorio se realizará el 30 de agosto y contará con la presencia de la ingeniera costarricense con experiencia en la NASA, Sandra Cauffman, del ingeniero y expresidente de Costa Rica, José María Figueres Olsen, y del ministro de Ciencia y Tecnología, Marcelo Jenkins.
Según la organización, la actividad se concentrará en analizar las posibilidades de que Costa Rica emule la estrategia empleada por la República de Irlanda entre 1991 y 2003, cuando utilizó la captación de inversión en servicios de procesamiento y almacenamiento para exponenciar su economía (similar a la de Costa Rica en la actualidad).
En el debate también participará Garry Connolly, presidente y fundador de la entidad semigubernamental irlandesa Host in Ireland, especializada en la atracción de inversiones en data center.
"Creemos que el país está en capacidad de emular la estrategia de Irlanda y apostar a la atracción de inversión extranjera en servicios de Data Center y Cloud, paralelamente a la que tenemos hoy basada en servicios, fabricación de componentes electrónicos y dispositivos médicos", explicó el director general de Data Center Consultores, Alexander Monestel.
La cumbre reunirá a 700 directores y gerentes de las áreas de tecnologías de la información, infraestructura e innovación tecnológica de las principales instituciones tecnológicas de Costa Rica, con el objetivo de incentivar estrategias que beneficien el desarrollo de esa nación a través del ejemplo irlandés.
Entre 1991 y 2003, Irlanda alcanzó un crecimiento económico anual promedio del 6,8 por ciento, a través del impulso de los centros de alta tecnología así como un descenso al 4 por ciento en el desempleo y una reducción de la deuda pública al 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).