Por René Quenallata Paredes
LA PAZ, 5 jun (Xinhua) -- Las bolsas plásticas se han convertido en una necesidad para el ser humano, pero al mismo tiempo son uno de los residuos de uso común más contaminantes en el planeta, y en Bolivia se necesita mejorar las políticas de reciclaje y reducir su uso, según ambientalistas.
El coordinador nacional de Capacitación de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), Edwin Alvarado, se refirió este martes, en entrevista con Xinhua, a la necesidad de mejorar la política de Estado para enfrentar la problemática, aunque ya existen una ley.
Esta declaración la efectuó en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra cada 5 de junio, y que este año tiene como temática "Sin contaminación por plásticos".
"Vivimos en una época del plástico que amenaza al planeta. Cuando los geólogos examinen en el futuro las capas de la Madre Tierra seguramente verán una de plástico. Es el material más abundante en el planeta, pues el 8 por ciento del petróleo es usado para producirlo", alertó el experto.
Según Alvarado, el 65 por ciento de la población boliviana todavía utiliza estos envases de plástico, que tardan en descomponerse unos 150 años.
Datos proporcionados por Lidema señalan que Bolivia consume más de 1,3 millones de bolsas plásticas al día, lo que significa 475 millones de bolsas al año para un país de 11 millones de habitantes.
Los resultados de un estudio publicados en marzo de 2018 por la organización ambientalista Greenpeace, mostraron que las bolsas utilizadas por empresas y supermercados de las principales ciudades bolivianas, y que se etiquetan como "biodegradables", no cumplen con esta función.
Este estudio fue hecho a solicitud de la plataforma ciudadana "Santa Cruz ¿Plástico? No gracias", que remitió a Holanda unas muestras de bolsas desechables plásticas provenientes de supermercados, farmacias, bolsas de leche, de helados y de sucursales transnacionales.
Estos elementos fueron recolectados en los departamentos de Santa Cruz (este), La Paz (oeste) y Cochabamba (centro).
La mayoría de las bolsas mostraban impresas en la parte inferior derecha o izquierda el logo y la palabra "oxodegradable", nomenclatura internacional correspondiente a bolsas biodegradables, supuestamente benéficas para el medioambiente, comparadas con las bolsas plásticas comunes.
Alvarado también observó que otra de las falencias que enfrenta Bolivia es el reciclaje de residuos, una práctica que es casi nula en el conjunto de la sociedad boliviana.
"El boliviano aún no ha aprendido a reciclar, y el aparato estatal ha comenzado una transición lenta a un modelo de gestión de recursos", añadió.
Bolivia genera unas 6.475 toneladas de basura diaria, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
De esta cantidad de desechos, se reciclan unas 600 toneladas de residuos no orgánicos y 58 de residuos orgánicos, es decir, poco menos del 10 por ciento
Más allá de las iniciativas estatales existe también poco compromiso ciudadano con el tema del reciclaje, de acuerdo con los ambientalistas.
Por su parte, el gobierno, a través del ministro boliviano de Medio Ambiente y Agua, Carlos Ortuño, declaró este martes a periodistas en La Paz que se llevan a cabo campañas de concienciación para cambiar el hábito del uso de bolsas plásticas por bolsas fabricadas con materiales biodegradables.
Recordó que el gobierno aprobó en 2015 la Ley Marco de Gestión Integral de Residuos, la primera norma con la que cuenta el país para promover el reciclaje y el manejo sostenible de la basura, que incluye el plástico.
Todos los días, los bolivianos visitan tiendas de su barrio, mercados y supermercados para comprar pan, leche, huevos, galletas, refrescos, artículos de abarrotes, verduras y frutas, productos que son transportados en bolsas de plástico.
Ortuño sostuvo que el cuidado de la Madre Tierra y su biodiversidad es un deber de todos, y pidió a la población rechazar el uso del plástico descartable, no arrojar basura en los ríos, ni desperdiciar el agua potable.
El ministro consideró que los emprendimientos deben ser coordinados de manera conjunta entre los gobiernos nacional, departamentales, municipales y entidades privadas para encarar acciones de fondo que ataquen varios frentes, como la contaminación de plásticos, residuos, el parque automotor, minería, la deforestación y la quema de bosques.