Por Liu Chang
BEIJING, 5 ene (Xinhua) -- Los recientes acontecimientos en la península coreana han sido dramáticamente alentadores y esperados desde hace mucho tiempo, dado que Seúl y Pyongyang en los últimos días han restablecido una comunicación directa y acordaron mantener conversaciones oficiales la próxima semana.
Era difícil de anticipar tal progreso en esta parte del mundo, dado que el año pasado se vio una situación muy tensa y complicada en la península.
Además de varias pruebas de misiles, la República Popular Democrática de Corea (RPDC) realizó en septiembre su sexto y más poderoso ensayo nuclear, desencadenando una dura condena sin precedentes de la comunidad internacional y una serie de sanciones de las Naciones Unidas a sus importaciones de petróleo y exportaciones de textiles.
La guerra de palabras entre Washington y Pyongyang duró casi todo el año pasado y ha enervado de manera extrema al mundo en general, mientras que el riesgo real de una confrontación nuclear calamitosa creció exponencialmente.
La RPDC y Corea del Sur han elegido cooperar y mejorar su paralizada larga relación discutiendo la participación de Pyongyang en los Juegos Olímpicos de Invierno en PyeongChang.
Este tipo de movimientos tienen otros precedentes exitosos en la historia: la diplomacia del tenis de mesa, a principios de la década de 1970, ayudó a allanar el camino para que China y Estados Unidos comenzaran a normalizar su relación.
Mientras que las dos Coreas se dirigen hacia unas conversaciones formales la próxima semana, lo más importante es asegurarse de que esta oportunidad que han creado conjuntamente para un posible futuro pacífico en la península y la región en general no se pierda de nuevo. Para hacer esto, las dos partes deben comenzar a generar confianza el uno hacia el otro.
Los dos países necesitan conocer el valor de un compromiso valiente y necesario. Para Pyongyang, éste debe interrumpir su búsqueda de ambiciones nucleares y comenzar a unirse con el resto de la comunidad internacional en un proceso pacífico hacia la desnuclearización en la península.
Es así como la RPDC puede ganar la confianza del mundo para aliviar las sanciones económicas sofocantes que sufre.
Corea del Sur también debe ayudar a reducir la alta tensión en el terreno, suspendiendo los ejercicios militares con sus aliados, especialmente Estados Unidos y Japón. La buena noticia es que Washington y Seúl han acordado suspender los ejercicios militares durante los Juegos Olímpicos de PyeongChang, aunque el marco de tiempo no debe ser limitado a este período.
Además, dado que la península se encuentra en otro momento clave de tomar una decisión, otros países concernientes deben hacer todo lo posible para disminuir las hostilidades. También tienen la urgencia de extender su pleno apoyo para asegurar que el reciente impulso positivo se convierta en un ímpetu a largo plazo para una paz duradera en la región.
Mientras la esperanza crece de nuevo en la península, se hace un llamamiento a todas las partes para unir los esfuerzos y abrazarla. Ya que si se pierde una vez, no esta claro cuándo se pueda reavivar. Eso lo sabe muy bien y amargamente la historia.